Los anillos de boda o alianzas se vienen usando como símbolo de unión de una pareja desde la época de los faraones. Aquí os contamos su historia.
La alianza es un anillo de oro o platino que se utiliza en la celebración de una boda como símbolo del compromiso entre los contrayentes. Estos anillos suelen tener un diseño liso y cómodo dado que se llevan siempre puestos, y suelen llevar grabado en su interior los nombres de los novios, la fecha del enlace o ambas cosas.
La tradición del intercambio de alianzas se remonta a la época de los faraones egipcios. La civilización egipcia desarrolló la técnica de la joyería para fabricar amuletos con una evidente carga religiosa y mágico-simbólica. La forma redonda de los anillos significaba perfección, una forma sin principio ni final que relacionada con el amor, representaba la unión, el amor infinito.
En el ritual matrimonial, la materia prima de la que estaban hechas las alianzas no era lo más importante. Podía ser de cáñamo, cuero, hueso o marfil. El valor del anillo venía dado por tratarse del símbolo a través del que el hombre entregaba la custodia de la casa y de sus pertenencias a la mujer. Esta costumbre del intercambio de anillos fue adoptada por los griegos y posteriormente por los romanos.
En la época romana, la alianza tenía además un uso práctico. Estos anillos hechos de hierro en un principio, tenían la forma de un sello que identificaba el linaje del portador. Con él, se firmaba la correspondencia y los documentos oficiales y se marcaban sus posesiones.
Durante la ceremonia del matrimonio, el marido entregaba a la esposa una alianza como muestra de confianza. Con este anillo ella se hacía responsable de sus pertenencias, sellando el menaje de la casa: arcas, cofres y utensilios para guardar las provisiones.
Fue a partir del siglo III d.C. cuando las alianzas se comienzan a realizar en oro y a crearse diseños específicos para la ceremonia. Los diseños eran simples: unas manos entrelazadas, un nudo de amantes o una simple banda con una inscripción eran los más populares. Estos diseños perduraron durante más de mil años.
Fueron también los romanos los que implantaron la tradición de colocar la alianza en el dedo anular, ya que es en este dedo donde suponían que se encuentraba la vena del amor. Una vena que unía directamente este dedo con el corazón. El llevar el anillo en la mano derecha o izquierda depende de las distintas tradiciones según la cultura de una u otra parte del mundo.
A partir del 860 d.C. los cristianos adoptan la alianza de oro como parte del ritual del matrimonio. El anillo de boda representa ahora un elemento de fidelidad y compromiso. En esta época, los anillos estaban decorados con palomas, liras o manos entrelazadas hasta que en siglo XIII se comienza a simplificar su diseño por orden eclesiástica. Si bien estaba permitido el uso de anillos de boda de oro, a estos debían despojárseles de los elementos ostentosos, símbolos de vanidad y derroche.
Durante el Renacimiento comenzamos a encontrar alianzas con inscripciones. Las primeras en el exterior del anillo de boda, de forma visible. Conforme se fue depurando la técnica, nos encontramos con anillos de oro con grabados en el interior, de modo que el mensaje queda oculto a los demás. Esto permitía que los mensajes tuviesen un carácter más privado.
Este detalle refleja el cambio en los tipos de matrimonio, ahora basados más en el amor que en acuerdos familiares, como solía ser la costumbre hasta entonces.
En el siglo XVIII eran muy populares los anillos Gimmel y los Posie. Si bien los anillos Posie también eran utilizados como regalo para expresar un sentimiento que no implicaba compromiso formal.
El anillo Gimmel está formado por dos o más bandas entrelazadas, algunas con piedras, otras con grabados, que solo se mostraban cuando los anillos se ensamblaban en el orden correcto. También se inscribían en los huecos de encaje, de manera que solo se podía leer cuando los anillos estaban separados. La mayoría de estos anillos se hicieron en Italia, pero también eran comunes en Inglaterra y Alemania.
Cuando una pareja se comprometía, se entregaba a cada uno de los miembros un aro del anillo y en la ceremonia de la boda se unían los dos y pasaba a llevarlos la novia.
A veces el anillo tenía tres argollas. En estos casos, el tercer aro se entregaba a un testigo del compromiso, que lo aportaba en el momento del enlace. El significado del anillo Gimmel es permitir llevar a cada enamorado un trozo del corazón del otro hasta el día del matrimonio.
Los anillos Posie (Posy o Poesie) datan del Renacimiento y eran considerados mágicos. Su poder radicaba en hacer cumplir la poesía grabada en ellos. Aunque con un diseño más básico, o quizás por este motivo, se hicieron tan populares que podríamos decir que la mayoría de alianzas actuales entrarían dentro de esta tipología.
Seguramente te sorprenderá el siguiente dato. Mientras que el uso de anillos por parte de las novias se remonta al antiguo Egipto, entre los hombres esta costumbre sólo fue adoptada a partir de la segunda mitad del siglo XX. Anteriormente no era común que el marido usara la alianza una vez pasado el rito ceremonial. Por esta razón, el intercambio de anillos actual también se considera un ejemplo de la igualdad entre sexos.
Otras fuentes señalan que la Segunda Guerra Mundial fue la causante de este cambio. Los soldados que eran llamados al frente comenzaron a llevar el anillo de bodas como recordatorio de sus mujeres y la familia que habían dejado en casa. Esto se convirtió en una tendencia generalizada, hasta el punto de que en la actualidad, un hombre casado que no porte su alianza resulta como poco sospechoso de posibles infidelidades.
El simbolismo asociado a esta joya, es pues, lo que la dota de un valor que va más allá del material. Por eso también, cuando se rompe un matrimonio de manera poco amigable, es aconsejable deshacerse de esa alianza que puede suponer un anclaje tóxico que no permite afrontar el futuro de manera positiva.
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